
La cuñadificación es peligrosa, porque se extiende muy fácil y rápidamente. Intelectualmente es muy cómodo, no hay que pensar mucho, aunque el cuñado tiene la sensación de que realmente lo hace y además de un modo que “se sale” de la norma.
Porque el cuñado tiene muy claro que nos mienten. Todos. Sobre todo los profesores y los científicos. El cambio climático es un camelo, la llegada a la Luna fue un montaje, lo de la evolución hay que hacérselo mirar, la historia habría que revisarla porque claro, depende de quien la cuente…. Incluso te llamarán ingenuo si les dices que algunas de esas cosas ya se han demostrado, aunque ellos no lo sepan.
El cuñado no sabe apreciar realmente una obra de arte porque no entiende el arte, pero opina sobre las subvenciones y las supuestas “prebendas” que reciben músicos o cineastas como si a pesar de su ignorancia tuviese derecho a decidir qué es y qué no es bello y/o sublime.
Te dirán que sobre gustos no hay nada escrito, y si replicas que Kant, Sócrates, Voltaire, Hume o Montesquieu escribieron mucho sobre los gustos, te llamarán pedante .
El cuñado ama o dice amar su país, y generalmente desprecia todo lo que venga de otros lugares, excepto cuando tiene que opinar. Porque, por encima de todo lo demás, el cuñado opina. No busca contrastar lo que cree saber (en todo caso quizás reforzarlo). Lo que intenta es dar la impresión de encontrarse en un perfecto término medio: algo de esto, algo de lo de más allá, no nos pasemos con esto, y ya, vamos a pedir otra rondita.
Si no les pides profundizar mucho, lo cual podría ocurrir si se toman varias copas (lo cual suele pasar), la conversación con ellos derivará a su cháchara en solitario. No están dispuestos a escuchar, y si te empeñas en demostrales que se equivocan, te acusarán de estar alejado de la realidad y te dirán lugares comunes como “sal de tu torre de marfil” (aunque esta expresión es literaria y algo antigua para ellos, quizás muchos no la conozcan).
Como decía Oscar Wilde, nunca discutas con un imbécil. Tendrás que ponerte a su nivel y la gente podría no apreciar la diferencia.
Antonio López del Moral
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